lunes, 14 de julio de 2014

Gayarre


La pregunta: ¿adónde vamos?


Estábamos apunto de comenzar las primeras vacaciones del 2014, una semana de relajación en la playa sin demasiada gente ni calor, así que con la ilusión y las ganas que despiertan siempre ese día que dejas de trabajar y empiezas las vacaciones, decidimos darnos un pequeño homenaje para coger fuerzas para el viaje de la mañana siguiente.


Decisión tomada :)

Echando un ojo a la página de Groupalia, encontramos una oferta que, sin ser barata (30 Euros), nos brindó la idea de probar este restaurante del que ya habíamos oído hablar muy bien. Así que... decidido! nueva entrada para nuestro blog!!




  • Asientos/mesas: Restaurante muy, salones grandes y pequeños, como fue en nuestro caso, todo muy limpio, preparado y todos los detalles apunto para los comensales.
  • Limpieza y baños: upssss, esta vez no fuimos...
  • Ambiente: A pesar de estar alejado de la ciudad (carretera del aeropuerto), cuando llegas, ves que es un sitio espectacular: jardines para eventos muy bonitos y cuidados. El ambiente de los salones quizás nos resulto un poco frío por el A/C, pero amplio, mesas separadas y mucha tranquilidad. La cocina está apartada, por lo que ni ruidos ni olores llegan a la mesa.
  • Música: nos tocó un día sin demasiada gente, muchísima tranquilidad y música relajante y muy bajita para acompañar sin molestar a la conversación durante la cena.  Además había una pantalla de televisión, pero sin ningún tipo de sonido. 
  • Iluminación: el local está muy iluminado, y nos tocó una mesa que daba a través de una cristalera hacia los jardines, por lo que podíamos ver a medida que iba anocheciendo los diferentes colores del jardín. 
  • Público: Por lo que pudimos ver, el público que asiste a este restaurante es de una edad mínima de unos 30-35 años, entre parejas con una cena romántica como la nuestra, o familias con algún niño formal, sin alborotar demasiado.
  • Horario: El restaurante cierra los lunes. El resto de la semana abre de 12h a 16h y de 20h a 0h. Siempre hay que reservar por teléfono o a través de la web.
  • Otros detalles con importancia: si así lo hubiésemos querido, podríamos haber cenado fuera, donde ese día se estaba de vicio aquella noche. Igualmente nos ofrecieron café y licores para tomar afuera. Algo agradable en esta época del año. El restaurante ofrece un menú a 30eu que podéis consultar en su propia web.


¿Qué se come aquí? (la carta)


La carta del restaurante Gayarre sigue siendo exquisita en cuanto a descripciones y en su variedad. Tenemos entrantes tanto fríos como calientes, variedad de carnes y algún pescado como plato principal. Postres variados y caseros, así como una amplia opción de vinos y licores. En este enlace podréis ver y valorar la variedad del restaurante: Carta


¿Cuánto vale? (los precios)


El restaurante cuenta con unos precios tirando a caretes si pedimos a la carta. El entrante medio puede costar en torno a 8€. Las carnes y pescados pasan de los 15€ en su gran mayoría. Los postres salen a unos 6€. Las bebidas tipo refresco o cerveza unos 2€ y la carta de vinos es variada y va desde los 10€ a los 30€ donde podemos encontrar vinos jóvenes y reservas de la zona y puntualmente alguno de denominación más alejada (Castilla La Mancha). En resumen, una comida o cena con postre y bebida normal sale por unos 30eu. Si pedimos un vino para dos y además el plato principal es un poco más "distinguido", de los 40€ no bajaremos. Es buena opción encontrar un cupón para degustar varos platos.


¿Son majicos? (el servicio)

El servicio nos resultó muy atento en cada momento y a cada detalle. Uno de los camareros fue muy agradable y confiado con nosotros, lo cual no nos importó demasiado, aunque entenderíamos que a alguna otra persona pudiera parecerle demasiado "cercano".   Por lo demás, muy educados en todo momento.

“Al grano”…¿qué tal? (la comida que pedimos)



Espiral hojaldrado de olivas de Belchite, chupito de esencia de bogavante y croqueta de jamón ibérico 
Un gran nombre para tan pequeño plato. Cuando llegó el plato a nuestra mesa, nos miramos y no necesitamos decir nada, y creo que viendo la foto, podéis ver que no era nada del otro mundo. Mietras que la croqueta era una croqueta normal y la espiral estaba un poco recalentada, el chupito tenía un sabor muy intenso a marisco, si bien, tampoco era casero. Para ir abriendo boca... aunque sin grandes expectativas.

Paté de campaña con tostaditas de pan casero

Continuando en la misma línea, el segundo plato consistió en unas pequeñas tostadas de pan con pasas (del mercadona, muy rico, eso sí) con un poco de paté. La verdad es que cada vez más nuestro listón para el siguiente plato iba aumentando inconscientemente... y cada vez estaba más difícil.

Bouquet de ensaladas con gambas y piña

Llegó el tercero... un plato más refrescante: una pequeña ensalada con lechugas aliñadas dentro de piña cortada tipo carpaccio. Aderezado todo ello con una especie de vinagreta con aroma de piña y decorado con cuatro gambas gorditas. Mezcla de dulce y salado que hizo que la cosa mejorase levemente.




Vieiras asadas con cous-cous de calamares

Seguimos mejorando... plato pequeño y ligero con gran sabor: por un lado una especie de cous-cous con pequeños trozos de calamares que se podía comer seco o revolviéndolo en la salsa de vieiras sobre la que estaban éstas.

Sin tener un tamaño enorme, ya íbamos mejorando en sabores y sintiéndonos algo más llenos.


Medallón de ibérico con puré de patata trufado

Los medallones estaban muy sabrosos, poco a poco se podía decir que el menú iba llegando a su fin bastante mejor que como empezó. Este plato acabó dejándome un buen sabor de boca, ya que la carne estaba en el punto de ternura y esponjosidad, aunque creo que no midieron bien la cantidad de sal entre la carne y la salsa. En general, el plato estuvo bastante sabroso.


Merluza asada al horno con trigueros

Por mi parte diré que la merluza estaba muy buena: tostada por fuera y nada seca por dentro. La base del plato era demasiado aceitosa, pero se podía comer, al igual que los trigueros que acompañaban. Estaba aderezada con una emulsión de aceite con frutos secos muy picados y perejil. Muy buena presencia.




Torrijas de vino garnacha con helado artesano

El postre fue un colofón pesado. La torrija doble fue excesiva por su tamaño, aunque estaban buenas. El helado de vainilla un complemento genial para las torrijas y una buena idea de refrescarnos al final. El barquillo estaba muy crujiente y a la vez tenía consistencia para resistir si el helado se iba derritiendo. Decorado todo con cacao espolvoreado y unas gotas de sirope de naranja, fue un postre muy dulce para una cena perfecta.



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